¿Por qué es tan especial proverbios y la literatura bíblica sapiencial?

Por: Juan C. de la Cruz

La literatura sapiencial es equivalente al “Órganon” del filósofo griego, o al “Oráculo” de los sátrapas de un reino pagano. 

Me encantan los libros de sabiduría de las Sagradas Escrituras. La sabiduría envuelta en ellos es sin paralelo alguno en el universo literario. Su formato es del tipo sacerdotal, es decir, que como Palabra Profética de Dios, cual es, es dada por el Espíritu en un sentido direccional contrario al renglón denominado profético y del doctrinal o instructivo. (1) En el doctrinal (cartas, didáctica; Deuteronomio, Romanos, 1 Juan, etc.), el Espíritu inspira al profeta para que este instruya con la verdad “ordenada sistemáticamente” a sus iguales. (2) En la profecía, Dios habla a través del profeta y usualmente por mediación angelical “directamente a su pueblo” y a la humanidad. (3) En la literatura sapiencial (Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Cantares y lamentaciones), el Espíritu Santo inspira al poeta a expresar a Dios su entendimiento o ignorancia, oraciones, acciones de gracias, frustraciones, sus anhelos, sus esperanzas, etc. Es como si fueran oraciones, clamores y exclamaciones, comprensiones, análisis y canciones, en diversas situaciones y estados anímicos del “sabio”, etc., saliendo del corazón del creyente hacia Su Dios.

Aunque enredada en poesía, versos, figuras del lenguaje, prosa poética, exclamaciones y cánticos, la teología en los libros de sabiduría es muy elevada y acabada.

JOB nos pinta un cuadro de la Soberanía absoluta de Dios, tanto como de Su personalidad y paridad en el trato interpersonal. Dios habla con sus ángeles y demonios (nefilim), incluyendo a Satanás. Satanás está al tanto del quehacer de los humanos, no por su omnisciencia, sino por su dominio y función (ministerio). Y aún Satanás está sujeto al control absoluto Divino.

Los hombres regularmente están impedidos de comunicarse cara a cara con Dios, pero Dios se ha revelado abundantemente para que ellos disciernan los atributos divinos y Su voluntad; además, Dios justifica (por la fe que les da) a sus escogidos, como a Job. Los hombres tienen el deber de ser teólogos e interpretar los fenómenos, los tiempos y cuál debe ser el camino que deben seguir; por lo que deben esforzarse hacia la sabiduría. 

JOB sufrió penalidades por la agenda particular Divina y el programa revelador de Dios que por entonces estaba en progreso para nuestra enseñanza y consolación. La teología (sabiduría) de los “amigos” de Job mostró ser la popular (evidencialista y científica), por lo tanto, falaz. Y Dios finalmente se reveló personalmente y habló con Job, no para darle razón de Sus actos, sino para justificar a Job y mostrar gracia y misericordia también con sus “amigos”. En la intervención profética de Dios a Job, el Soberano le dejó constancia clara de la futilidad de la sabiduría humana y de la finitud y estrechez de todo conocimiento humano, incluso el teológico. O sea, que, a fin de cuentas, lo que cuenta es la gracia, las bondades y las muchas misericordias divinas mostradas a sus criaturas, sólo eso. 

LOS SALMOS, EL SALTERIO PARA EL PUEBLO DE DIOS

Es un despliegue de hermosura salmódica y poética, con un estilo muy agradable y pegajoso, en el que el salmista de turno iza muy alto los principales atributos de Dios (regularmente a fin con el carácter de los justos y piadosos, y en un marcado contraste con el carácter y las acciones de los impíos). Se despliega línea a línea con marcado y repetitivo énfasis el contenido del Pacto con las promesas de YHWH, a modo de acciones de gracias, o de reclamos del salmista (cuando siente que Dios se tarda en responder o actuar), imprecaciones (deseos de castigos y derrota sobre los enemigos), tanto como expresiones de gozo y felicidad al observar las misericordias y los justos juicios de Dios siendo agradables y visibles en el salmista o en su pueblo, y contienen también infusiones profusas de la boca del salmista tanto por experimentar la continua presencia de Dios en la tierra y en su pueblo del Pacto, especialmente entre Sus piadosos, como por el continuo cumplimiento de Su Pacto y Sus Promesas expresas, lo cual robustece la esperanza de ellos. En los Salmos se muestra incluso el plan redentor Divino de los siglos y se invita a los pueblos y su gente a arrepentirse y unirse a la alabanza a Dios.

LOS PROVERBIOS

Por su parte, son un despliegue denso de instrucciones de sabiduría, es decir, de doctrina y prudencia para la vida, expresados a modo de aforismos, dichos y “adivinanzas” respondidas muy breves y pegajosas y compuestos en versos orientales del más sublime estilo posible.

Esencialmente LOS PROVERBIOS invitan a la humanidad, sean simples, insensatos, sabios, esclavos o monarcas, jóvenes o adultos, independientemente del lugar, a que abracen la sabiduría explayada en el Libro. La invitación es a abandonar nuestras razones y prudencia, que indiscutiblemente son abismalmente inferior a la del proverbista de turno (Salomón, Agur, otros reyes piadosos), y abrazar la sabiduría del libro. 

Las principales razones en las que orbitan los proverbios particulares son: (1) La sabiduría del Libro viene de Dios (aunque es entregada como doctrina didáctica, aunque en versos); (2) esta sabiduría es para los que poseen el temor de YeHoWaH (EL SEÑOR), y solo ellos pueden entenderla y vivirla, porque el principio (la base) para su comprensión y vivencia es “tener el Temor de Dios” (ojo: no ser temeroso, sino TENER el Temor del Señor).

Haber adquirido la SABIDURÍA se mostrará en ciertas acciones puntuales, esencialmente en la OBEDIENCIA (GUARDAR) SUS MANDAMIENTOS. Y el diagnóstico práctico de que se posee la SABIDURÍA DIVINA se observa en: 

El sabio nunca cae en la trampa de la sexualidad inmoral (Prov. 1-10 se enfoca en ello, ver 2, 5 y 7). Los inmorales (sexuales) simplemente dan fe de ser necios, impíos, alejados de la prudencia, etc. El que cae en la trampa de la prostituta o la mujer de otro cae o en la pobreza con la primera (prostituta) y en la muerte con la segunda (adúltera).

Halla una esposa virtuosa, a quien todos elogian, no por su hermosura, sino por su sabiduría. Y esto porque si es difícil hallar un hombre sabio (uno entre mil), es mil veces más difícil hallar una mujer prudente (una en un millón). El sabio, en consecuencia, también tendrá una familia ejemplar. 

El sabio es librado de las amistades impropias (impías). Esto también se recalca.

El sabio tiende al orden (tiene planes, agenda, presupuesto y metas concretas), y se notará en la virtuosidad con que ejecuta su oficio principal. Por eso: “Delante de los reyes estará”, y “tendrá bienes y riquezas de esta vida”.

Procurará la justicia y la piedad, con un abandono del afán por las riquezas (el tener). Porque sabrá que las riquezas no son el fruto del mucho empeño del hombre, sino un don o un castigo divinos.

O sea, que ser sabio en el sentido de proverbios no es cuestión de las canas o los años, sino resultado de “tener” el Temor del Señor. Por eso se apela a menudo al “hijo mío”, de forma muy personal. Es más, casi notas entre línea que el llamado es especialmente a un adolescente y a un jovencito.

ECLESIASTÉS, O “EL DISCURSO DEL PREDICADOR”

Es un discurso a una sola pieza en el cual el “discursista” (predicador) explaya sobre el papel su observación (investigativa) de las realidades cotidianas centrales: el estudio, los proyectos y el trabajo, la contemplación, la búsqueda y comprensión de los asuntos y de los placeres del alma y del cuerpo (sexo, alcohol, música, conocimiento, dinero, teneres, escribir mucho, etc.). Y en su análisis encontró que:

Los extremos son muy estresantes, que pueden quitar la vida a sus poseedores. Que incluso no seas demasiado justo (más papita que el papa), ni procures ser el más sabio (algo como que subir de 95 a 100 cuesta cuatro veces el trabajo que cuesta llegar a 95, y así y así). La idea no es que haya descuido moral o intelectual, sino que se evalúen bien las metas y los propósitos, porque tener tres doctorados no sumará mucho más que uno, sino que será aflicción de espíritu y mucho trabajo.

Acumular riquezas (y acumular cualquier cosa terrenal) es una nefasta necedad, porque no solo que esta vida es corta, sino que mis limitaciones me impedirán disfrutar lo mucho de lo que sea (dinero, mujeres, libros, proyectos, ganado, etc.). Todo lo que se hace y se tiene en la tierra (debajo del sol) es “vano”, como tratar de agarrar el humo y retenerlo en las palmas de las manos.

Es fútil recorrer esta vida sin sentarnos temprano (en nuestra adolescencia o juventud temprana, cosa que generalmente no se intuye, sino que es inducida por un padre o mentor; y es algo que debe ser inducido o inculcado por el padre o predicador -discipulador-, porque no vendrá del corazón del muchacho) a comprender la brevedad de ella, las limitaciones personales y el fin de ella. Es como que tener un millón de cabezas de vacas será menos beneficioso y más traumatismo que tener solo 500. Ser pastor de una congregación de 10,000 no le dará mejor sueldo a sus pastores, ni mayor satisfacción al alma que pastorear 200 almas, etc., de hecho, es peor pastorear mil en términos de satisfacción y frustraciones. Y así se aplica a todo. 

El predicador fue: El más sabio hombre jamás, el más rico rey de su nación jamás, escribió más libros que nadie jamás, tuvo coros y orquestas como nadie antes que él, tuvo más mujeres y riquezas que nadie jamás, investigó, proyectó y ejecutó proyectos como nadie nunca y descubrió que era un infeliz porque nunca fue enseñado a medir bien los indicadores mostrados en (Versos 1 al 4). No tuvo la debida tutoría o mentoría paternal, a pesar de la infusión de sabiduría divina (un don), por lo que no la pudo disfrutar en el tramo aprovechable.

Así que concluye su discurso el predicador así:

[1] No dejes que la emoción de la juventud te lleve a olvidarte de tu Creador. Hónralo mientras seas joven, antes de que te pongas viejo y digas: «La vida ya no es agradable» … 

[6] Sí, acuérdate de tu Creador ahora que eres joven, antes de que se rompa el cordón de plata de la vida y se quiebre la vasija de oro. No esperes hasta que la jarra de agua se haga pedazos contra la fuente y la polea se rompa en el pozo. [7] Pues ese día el polvo volverá a la tierra, y el espíritu regresará a Dios, que fue quien lo dio.  [8] «Nada tiene sentido —dice el Maestro—, ningún sentido en absoluto». 

[9] Ten en cuenta lo siguiente: El Maestro fue considerado sabio y le enseñó a la gente todo lo que sabía. Escuchó con atención muchos proverbios, los estudió y los clasificó. [10] El Maestro se esmeró por encontrar las palabras correctas para expresar las verdades con claridad. [11] Las palabras de los sabios son como el aguijón para el ganado: dolorosas pero necesarias. El conjunto de sus dichos es como la vara con clavos que usa el pastor para guiar a sus ovejas. [12] Pero ahora, hijo mío, déjame darte un consejo más: ten cuidado, porque escribir libros es algo que nunca termina y estudiar mucho te agota. [13] Aquí culmina el relato. Mi conclusión final es la siguiente: teme a Dios y obedece sus mandatos, porque ese es el deber que tenemos todos. [14] Dios nos juzgará por cada cosa que hagamos, incluso lo que hayamos hecho en secreto, sea bueno o sea malo. (Eclesiastés 12:1, 6-14)

Esta sección de la Biblia, usualmente descuidada en la modernidad, y a menudo para nada entendida en la iglesia, es un tesoro abundante, un raudal de sabiduría para aquí y ahora – ¿para qué me servirá en la eternidad?

▪︎ Padres, esta sección de la Escritura es tu manual de tutoría (discipulado) a tus hijos. Explora y explora este tesoro en tus devociones familiares (¿estaré hablando al viento?)

▪︎ Pastores y ministros del Señor en general, esta sección de la Escritura es lo que debes saber, y es con ella que darás la debida inducción e instrucción a tus discípulos.

▪︎ Joven cristianos, si tienes la desdicha y desgracia de tener tutores y pastores desenfocados, que piensan que con predicaciones y reunioncitas grupales alcanzarán su encomienda “discipular”; sumérgete en los Proverbios (y los sapienciales), hazlos tuyo, memorizarlos, saboréalos, disfrútalos, escudríñalos como a tesoro, tenlo en un lugar especial, cotidiano, en tu agenda, etc.

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