Predicando y viviendo el evangelio puro, el de la gracia

Por: juan C. de la cruz

    “Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo [no a veces] de vuestra peregrinación; sabiendo que ‘fuisteis rescatados de vuestra vana [pecaminosa] manera de vivir’, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un Cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, ~para que~ vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre”.

(1 Pedro 1:13-23)

REFLEXIÓN

Cristo nos rescató de nuestra manera de vivir pecaminosa y nos purificó y santificó con su sangre. Por lo cual nos ha dado poder de andar santamente y conducirnos con temor y temblor -¿Adivine cuándo y cuánto?- todo el tiempo de nuestra peregrinación.

¡Sea santo, sea puro, ande en temor: ¡Así dice el Señor!

¿Qué es complicado en ese mandato?

John Piper en su: “Predicando a pastores” sobre este texto, dijo:

En los últimos 40 años, se ha estado predicando de una manera que carga a los creyentes con cargas que ya no tienen, por “fallar en allanar la brecha entre la paga de Cristo para cancelar el pecado en nosotros y nuestra conquista del pecado al vivir la vida cristiana regular”…

Esa es una manera…

Hay otra manera de predicar que es tan alérgica a los imperativos bíblicos, tan alérgica a los mandamientos y advertencias bíblicas, que “nunca predican sobre la demanda de santidad”. Nunca dice: “Sácate ese ojo, porque es mejor… entrar sin un ojo al cielo que con ambos ojos al infierno… que nunca dice: “Persigue la santidad sin la cual nadie verá al Señor”. Y nunca dice: “entra por la puerta estrecha…”. Son alérgicos a tales imperativos y advertencias y firmezas de mandamientos.

Solo predican la gracia que nos perdonó, no la gracia que nos empoderó. Solo predican la gracia que perdonó, no la gracia que aniquiló nuestros pecados.

Luego de lo cual mostró 5 razones que había observado por las cuales los pastores evitan los imperativos y advertencias hacia la santidad, a saber:

1. Simple ignorancia. Quizás tales pastores nunca han visto la conexión entre el perdón del pecado que pronuncia Cristo y el asesinato del pecado que Cristo logró en el creyente. Nunca habían visto el nexo. ¿Cómo lo predicarían entonces? Nunca vieron los participios, los porqués, los por tanto, etc… Ignoraron la gramática elemental. 

2. Quizás algunos son reacios a presionar las conciencias con las demandas bíblicas hacia la santidad porque temen la reprensión de Jesús a los escribas y fariseos cuando les dijo: “Ay de vosotros escribas y fariseos, porque demandan de la gente con tantas cargas que ustedes ni con un dedo están dispuestos a tocar” (Mateo 23). Pero, a tales pastores les digo que “no traten de abordar un peligro (advertencia) bíblico real de una firma no bíblica”.

El punto del mensaje del evangelio es que “la lucha cristiana por la santidad está conectada al perdón de los pecados en una gloriosa y única manera en el evangelio, es en la conexión entre la gracia de la obra del perdón de Cristo -terminada, hecha- y el bienestar que tú tienes contra el pecado. Nadie, ninguna otra religión siquiera se acerca a esto. Dicho de otro modo: “El único pecado que tú puedes conquistar en esta vida es un pecado perdonado”; dicho de otro modo: “el único pecado que tu exitosamente puedes esforzarte en contra (sin incurrir en el juicio de Dios en tu legalismo), es un pecado perdonado”. Esto es glorioso, una vía gloriosa de ser santos. Es una dinámica del evangelio extraordinaria el cómo conectar y moverse del pecado perdonado y el pecado aniquilado. ¡Predícalo a tu gente!

3. Otros evitan predicar los imperativos a la santidad porque su privacidad está moralmente comprometida. Ven películas mundanales e impías, consumen pornografía, son deshonestos en sus manejos financieros, comen desmedidamente, fueron negligentes en la enseñanza a sus niños en las cosas del Señor y no oran con sus esposas, se medican con vino para liberarse, su vocabulario cotidiano se ha vuelto rudo, se han descuidado de un estudio bíblico fructífero, copian y predican sermones de otros, etc., etc., etc. ¿!Es alguna maravilla acaso que tales pastores predique la gracia para perdonar y no gracia ¡para conquistar!? Levantan la cruz cubriendo todos los pecados, pero nunca muestran la conexión bíblica de la cruz aniquilando el pecado del creyente, del crucificado conquistando tus pornografías, tus vagancias, tus deshonestidades, tus descontroles, etc. ¡Cristo fue crucificado para conquistar tus pecados!

4. Algunos pastores evitan toda predicación que confrontará a la gente con sus pecados, temiendo que ellos se entristezcan. Esos pastores, al menos en el púlpito, se han conformado a la cultura de hacer que todo el mundo se sienta complacido. Al final no predican el imperativo a la santidad porque hay una profunda inseguridad en tales pastores. Así que cerciórese de sus inseguridades, sea honesto y profundice en la gracia soberana, y si necesaria rinda cuentas a alguien que le pueda ayudar y pueda llegar a ser libre en Cristo de sus inseguridades.

5. Algunos pastores tienen tanto temor de ser etiquetados de conservadores, o fundamentalistas, o progresistas o de cualquier manera que se relacione con el círculo de interés que evitarán cualquier mandamiento bíblico que los coloque en tal campo del cual no quieren ser parte. ¡Eso es esclavitud! Por ejemplo, no tratará las cuestiones discriminatorias raciales y de género, etc., como debiera, porque puede ser llamado fundamentalista. O no enfatizará la ciudadanía celestial para no ser etiquetado de a-patriota. 

(John Piper. Sermón: “Cristo murió para hacernos santos: Y por qué algunos rechazan predicar esto”).

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