Peticiones que impresionan

Por Juan C. de la Cruz

(Proverbios 30:7-9 NTV)

     “Oh Dios, te ruego dos favores; concédemelos antes de que muera:

    (1) Primero, ayúdame a nunca mentir. 

    (2) Segundo, ¡no me des pobreza ni riqueza! Dame solo lo suficiente para satisfacer mis necesidades. Pues si me hago rico, podría negarte y decir: «¿Quién es el Señor?». Y si soy demasiado pobre, podría robar y así ofender el santo nombre de Dios.

OBSERVACIÓN

La verdad es que las oraciones de los piadosos a menudo me sorprenden. Observe:

▪︎Salomón le pidió a Dios «sabiduría» para gobernar, y fue cuánto.

▪︎Job pedía a Dios que por favor purificara a sus hijos, y pedía que el Señor “nunca le dejara pecar, ni siquiera con su mirada”.

▪︎Abraham todo cuanto quería era un heredero. Eso mismo pidieron Raquel, Rebeca, etc.

▪︎Moisés pedía a Dios que no destruyera a los malvados israelitas.

▪︎La viudita inoportuna solo pedía “justicia” al rey.

▪︎Jesús le pidió al Padre que ninguno de los que ÉL le había entregado se perdiera.

Hay un sinnúmero de peticiones así de extrañas. Ahora viene este salvaje, aunque piadoso, Agur y pide dos cosas que no le pasarán nunca por la mente a nadie a menos que la lea aquí (En el texto Bíblico), y aun así difícilmente le pondrá asunto. ¿Qué pide este infannate (como decía mi abuela, que ni sé lo que significa)? Pide dos cosas, y aquí solo me enfoco en la primera:

▪︎ “Señor, te pido que me cuides de tal modo que de mis labios jamás salga una mentira”.

¿En serio?, cual reaccionan los jóvenes de hoy; como diciendo, ¿y tú no tienes algo que valga la pena qué preguntar, Agur?

Sí amigo… Usted que vive lamentando su condición caída y descansando en su pecaminosidad “supuestamente” imposible de dejar… Te pregunto: ¿Seguro que sigues en un estado caído después de haber recibido el Espíritu de Dios? ¿De verdad que eres todavía un esclavo del pecado? ¿Crees que honras a Cristo con tu impropio sarcasmo: “¡Esta carne!”?

Amigo, el tal Agur fue un rey en los días del Antiguo Testamento y creía y oraba que podía salir victorioso del pecado, incluso de un pecado tan natural “y a menudo considerado trivial” como la mentira.

¿Y es en serio? Si amigo, es en serio.

¿Agur, y por qué a usted le preocupa tanto la mentira?, se pregunta usted.

¿En serio, usted se atreve preguntar eso, infannate? ¿No sabéis que ese es el distintivo y la esencia del mismo Diablo? Cuando mientes estás no solo comulgando con el Diablo, sino que estás proclamando que eres hijo suyo… “Jesú’ mil veces, María y José”… como también diría mi abuelita -que EPD- persignándose con “la señal de la santa cruz” sobre su rostro.

Mentir es del diablo. Mentir es el pecado que más asemeja una persona al Diablo.

¿Mientes tú? Si te pregunto: ¿A juzgar por las veces que has mentido, te pareces más a Cristo o al Diablo?

¡Saque usted sus conclusiones!

ORACIÓN.

Señor, ayuda a este tu siervo a nunca mentir. Ah, y Señor YeHoWaH, de paso, mantenme por favor, del pan necesario; y no me dejes ser tan rico que te niegue y tampoco tan miserable que llegue robar para vivir.

Juan Carlos de la Cruz Nació de nuevo cuando tuvo 10 años; si bien confiesa que se reconvirtió varias veces en su juventud temprana. Está casado con la doctora en medicina, teóloga, músico y maestra Anabel Santos. La pareja ha procreado dos hijos, Christ y Carlos (adolescentes ahora). Juan, además ha sido Pastor Bautista por mas de dos décadas (ver www.facebook.com/ibnjrd). Además de ingeniero químico, Juan es teólogo, ostentando múltiples maestrías en los campos de Ciencia y Teología, incluyendo un doctorado en Filosofía (PhD). Juan ha trabajado en diversos campos, es un escritor de profusa pluma, con unos 20 ‘libros’ publicados hasta ahora (en varias editoriales), decenas de ‘artículos profesionales’ (en múltiples plataformas y revistas), y más de ‘artículos de opiniones’ en periódicos y páginas diversas.

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