La dinámica de la filosofía

Por: Juan Carlos de la Cruz (el 04 de sept., 2024; en Prescott, AR).

(Proverbios 4:5-9)

     [5] Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca; [6] No la dejes, y ella te guardará; Ámala, y te conservará. [7] Sabiduría, ante todo; adquiere sabiduría; Y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. [8] Engrandécela, y ella te engrandecerá; Ella te honrará, cuando tú la hayas abrazado. [9] Adorno de gracia dará a tu cabeza; Corona de hermosura te entregará.

La sabiduría explicada

La Sofía, es algo así como el femenino de Teófilo, va más allá de una virtud. Se trata de una capacidad casi del tipo personal. Es la capacidad que razona, ama, desecha, discrimina y toma decisiones.

Lo interesante de la sabiduría es que, si bien se trata de un don en cuanto capacidad, es un bien adquirible. Algo así como el metal precioso que yace diminutamente disperso e imperceptible en la tierra debajo de la superficie. Está ahí, pero necesita ser elaborada con el debido rigor y protocolo.

La sabiduría, que es un principio y capacidad que Dios posee eternamente y que comunica por medida a los hijos de los hombres (Prov. 1.7), al mismo tiempo es un tesoro que debe ser escudriñado. Y es entonces, y nunca antes, que ella habrá dotado a sus poseedores de verdad, juicio, discreción, sentido común y amor por el bien y la misericordia. O sea, la fuente de la sabiduría es YeHoVaH (Dios el Señor), los receptores de esta son aquellos que entre los hombres son hechos hijos de Dios (es decir, los que aceptan al Señor), y el producto o la obra practica de la sabiduría es múltiple, a saber: (1) dotar a sus hijos con “el temer al Señor” (1.7); (2) librar a sus poseedores de las relaciones incorrectas.

Así, todo hombre sabio tendrá un profundo respeto por el SEÑOR, hasta el punto de mostrar un celo profundo por la religión y la piedad, tanto que no solo resolverá ser obediente y agradable a Dios en todo su caminar, sino que se esforzará con todas sus fuerzas por vivir para Dios en todo. Por eso, el verdadero sabio tendrá la religión verdadera y su culto como una práctica constante y no negociable, y vivirá piadosamente en todas sus relaciones.

La sabiduría verdadera en acción se verificará en los dos grandes mandamientos en acción (ver Mateo 22.34-40), o sea: 

1.⁠ ⁠Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

2.⁠ ⁠Amarás a las personas como te amas a ti mismo.

Así cree y así vive un hombre sabio. Es un hombre de una sola mujer. Es un hombre consagrado a su familia. Es un hombre de la iglesia de Cristo. Es un hombre esforzado y delicado en su oficio. Es un hombre de amistades leales, fuertes y valerosas. Es un hombre de bien y justo.

La dinámica de la filosofía

Lo curioso de la sabiduría (diferente a otras gracias) es que basta con la capacidad otorgada (como el amor, la esperanza y hasta la fe misma), esta debe ser buscada y escudriñada; o sea, uno por ser hijo es dotado con los dones propios del Espíritu, incluso la salvación per se, pero la sabiduría es un don de otra clase que procede del Espíritu y es una capacidad dada, pero permanecerá en potencia hasta que sea trabajada, como los minerales que están diseminados y oxidados en la tierra, y que permanecen imperceptibles a la vista aún de los expertos.

Consejo aplicable final

Busca, ama, adquiere, compra la sabiduría; invierte en ella. Hacia este precioso bien: (1) hay que orar pidiéndola a Dios (Santiago; Prov.); (2) hay que buscarla con sudor y mucho esfuerzo, implica invertir tiempo, sacrificio, dinero y recursos varios, incluso ser aguantar ser objeto de mofa; (3) hay que amarla apasionadamente, con mayor pasión que con aquella que se ama una prometida o un hijo.

Sólo así y en el tiempo prudente, sí y sólo sí eres hijo, acorde al esfuerzo tuyo acompañado de la gracia divina, serás sabio en proporción y medida a esa búsqueda.

En su momento, como en su tiempo el estudiante esforzado es investido y condecorado, y como el militar o el atleta esforzado y eficiente es condecorado, la sabiduría misma

preparará sus insignias, sus diplomas, sus banquetes y toda la fiesta, y serás subido al podio de la condecoración. “Ella te honrará”.

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