¡Todas las naciones para Cristo!
Juan C. de la Cruz

(París, Francia)
ALGUNOS REVESES EN EL CAMINO
Los pueblos de Europa tienen distintas historias redentoras. Por su parte, los turcos y los griegos (los protagonistas, junto con Italia, de ser cuna del conocimiento), respondieron temprano al evangelio; y sus provincias y ciudades principales (Grecia, Macedonia, Asia, etc.) fueron centros principales donde y desde donde se extendió el evangelio. Pero de igual modo, a la expansión de los musulmanes en las regiones árabes, turcas, balcánicas y en el Norte de África, en la misma proporción dichos pueblos abandonaron masivamente la fe ‘hasta el sol de hoy’.
Por su parte, la región imperial romana, desde el Oriente Cercano (Persia, Babilonia y Siria) -obviando Turquía-, con Italia como su centro geográfico, junto con toda Hispania, las Galias, Britania, y sumando los pueblos bárbaros góticos (germanos) y los pueblos eslavos, no solo fue evangelizada temprano en la historia cristiana (estamos hablando del primer siglo), sino que fueron y representan el mundo cristiano hasta hoy.
De hecho, hombre como Ireneo (de Lyon), quien fuera uno de los primeros padres, aunque era de Esmirna, terminó siendo obispo de Lyon (Galias/Francia), desde 189 d. C., hasta su muerte en el 202 d. C.
Sobre esto, las Galias (francesas) lamentablemente sufrieron una temprana degeneración del cristianismo -al modelo romano. En Francia se han incubado desde temprano las sectas más heréticas surgidas del cristianismo (como el gnosticismo) y ha sido profundamente del ala mística del cristianismo. Al mismo tiempo, el cristianismo oficial francés ha sido persecutor de los inconformistas (valdenses, lolardos, petrobrusianos, etc.); además de que se ocuparon de que los hugonotes (reformados franceses) nunca prosperase en sus suelos. Hicieron uso de intrigas, persecuciones y la espada; incluso con tramas tan depravadas como la de “la matanza de la noche de San Bartolomé”. En fin, Italia, España, Francia y Portugal ha sido los baluartes de la catolicidad Romana. Esos pueblos colocaron portones, rejas, cerrojos y candados impenetrables a la evangelización bíblica. De eso dan clarísima fe sus hermosas y monumentales catedrales, basílicas, parroquias, monasterios y universidades. Bien que el secularismo les está pasando costosas facturas y golpes irrecuperables.
Así, la historia de la evangelización del mundo ha sido muy dinámica, a la vez que traumática en ciertas comarcas más que en otras. Bien que las bajas que les ha propinado el mahometismo al cristianismo han sido enormes e irrecuperables. Tales bajas quizá se asemejen a la degeneración del cristianismo bíblico (ortodoxo) representa el catolicismo romano. Son cosas lamentables y dolorosas. Pero que Dios siga siendo glorificado en todo y por todos; por los siglos de los siglos.
ALGUNAS PALABRAS DE ÁNIMO Y DEBERES
Cristianos fieles y verdaderos: las realidades pintadas en la breve narrativa anterior son tristes y dolorosas; pero no deben ser asuntos que nos desanimen de perseguir la conquista y la victoria final del Reino de Cristo.
El Salmo 67 asegura que “Dios está en busca de los pueblos”, y no solo está levantando un gigantesco reino de sacerdotes santos para su eterna gloria de toda tribu, pueblo, lengua y nación (Apocalipsis 7.9), según prometió a Abraham “que en Él serían benditas todas las naciones” (Génesis 12.3; 22.18); también “en Su autoridad”, Cristo nos envió a predicar este evangelio del reino a todos los pueblos y ejidos, en todas las etnias y a toda criatura (Mateo 28.18-20; Marcos 16.15, 16).
Pueblo de Dios, no debemos tirar la toalla con respecto a Francia, aunque los franceses hayan derramado tanta sangre de mártires y haya tantas criptas y osamenta en su subsuelo, quedando así medio maldito ese país. No hay que dejarlos a su propia desdicha religiosa. El Señor no vino a llamar a sanos y buenos al arrepentimiento: mientras más despiadados y miserables, tanto mejor; entre más viles e inservibles, tanto mejor a los fines redentores. ¡Los buenos y sanos no tienen necesidad de médico!
Debemos orar por esta gran nación. Debemos con el evangelio del amor de Cristo descontaminar sus maldecidos suelos, que se hallan ensangrentados con tanta sangre de santos y mártires de Cristo: de los cuales los galos no eran dignos. Francia, amén de haber provisto hasta papas al perverso emporio vaticano; a la vez que parido y/o formados hombres de gran renombre en el reino de la fe cual Conrad Grebel y Jean Calvin; debe ser evangelizado.
Cristianos, España, Italia y Portugal necesitan conocer al Cristo de la Biblia, tanto como los pueblos árabes y las tribus lejanas nunca alcanzadas aún. No los consideremos evangelizados. Vayamos y ofrezcámosle a Cristo, incluso con ruegos, con planes misioneros, con planificación presupuestaria, etc.
O, ¿acaso nos están los galos, hispánicos, los vascos, los castellanos, los portugueses, etc., también entre las etnias que nuestro Dios prometió redimir? ¡Me temo que sí!

Juan Carlos de la Cruz Nació de nuevo cuando tuvo 10 años; si bien confiesa que se reconvirtió varias veces en su juventud temprana. Está casado con la doctora en medicina, teóloga, músico y maestra Anabel Santos. La pareja ha procreado dos hijos, Christ y Carlos (adolescentes ahora). Juan, además ha sido Pastor Bautista por mas de dos décadas (ver www.facebook.com/ibnjrd). Además de ingeniero químico, Juan es teólogo, ostentando múltiples maestrías en los campos de Ciencia y Teología, incluyendo un doctorado en Filosofía (PhD). Juan ha trabajado en diversos campos, es un escritor de profusa pluma, con unos 20 ‘libros’ publicados hasta ahora (en varias editoriales), decenas de ‘artículos profesionales’ (en múltiples plataformas y revistas), y más de ‘artículos de opiniones’ en periódicos y páginas diversas.