Ciudades entregadas a la idolatría y el ruego del pueblo de Dios. El caso de España.

Por: Juan C. de la Cruz

(Motril, prov. de Granada, com. de Andalucía, España)

Rondando por las ciudades de España, y contemplando sus hermosos monumentos, alcázares, universidades y catedrales; y viendo la devoción religiosa de ellos, en mi mente resuena el texto de Hechos 17 cuando Pablo les dice a los atenienses, mientras disertaba en el Areópago: “Al Dios no conocido”. Solo que si pablo hubiese estado en alguna tribuna española habría dicho así: 

    “Ciudadanos españoles, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: A LA PATRONA FULANA DE TAL. La “santa” a quien vosotros devotamente veneráis“… (paráfrasis adapt. de Hechos 17.22, 23)

España es una nación entregada a la idolatría. Está conformada por un tejido social muy diverso y cosmopolita. Ciudadanos muy orgullosos de su historia y sus arraigos. Los jovencitos de tatúan en su piel sus íconos. Sus antiguos templos, monumentos, alcázares, etc., sustentan sus arraigos. Sus festividades religiosas son un toque de queda. Sus patronas (vírgenes) son muy, muy, muy veneradas: la Virgen del Corro, la Virgen de las Angustias, la Virgen de los Reyes y la Virgen del Rocío, la virgen Soterraña, la Virgen del Pilar… y unas mil vírgenes más. ¡Qué dolor me da saber estas cosas!

Cierto, esa religiosidad no controla su pecaminosidad. El español en general carece de todo valor verdaderamente cristiano o bíblico. Es muy suelto de lengua y usa un lenguaje cotidiano teñido de palabras indecentes y groseras. Los niños controlan a los padres. La filosofía social es muy woke y pro gay: más que un simple pasivismo inmoral, noto un incentivo público a lo inmoral. Puedes ver una bandera gay izada en un ayuntamiento, una universidad y cualquier monumento público. Y amén de la relajada cultura “la cultura de la ‘siesta'”, la industrialización y la productividad agrícola es profusa. Y me consta que aman la educación o instrucción científica, esforzándose en ello.

Por su parte, el protestantismo es muy tímido. Y el grueso de los cristianos (me atrevería a decir que 9 de cada 10) son inmigrantes e hijos de inmigrantes (y/o gitanos); quizás con la excepción de Andalucía y las islas, que sería quizá 7 u 8 de cada 10. Obviamente eso tiene su larga historia, que en general se remonta al sur de España, especialmente a la comunidad de Andalucía.

Al menos ha habido apertura poco a poco al evangelio y la evangelización. Y en el sur (en especial en la comunidad de Andalucía) -y en las provincias costeras y las islas españolas de ambos mares, se puede notar cierto despertar evangélico. No así en comunidades como Castilla y León, Castilla la Mancha, Aragón, Madrid, etc.

Rogamos al Señor que diga avivando a los pueblos y desarraigando las malas costumbres y tradiciones y la dañina religiosidad de los pueblos. España debería figurar por nombre en las oraciones de los santos de habla hispana en este tenor.

Que el Señor nos ayude a ver gigantescos cambios y avivamientos como aquellos que acontecieron en toda la costa del mefiterraneo y las ciudades bordeadas por el mar Egeo en los días de Pablo. Que el Señor toque los corazones de los Españoles y Mexicanos, y siga mostrando abundante gracia a los pueblos. Que diga extendiendo su luz a las naciones y que nos mueva a seguir “yendo y haciendo discípulos de todas las naciones: bautizándolos en el glorioso nombre de la Santísima Trinidad”.

Cristianos, no callemos respecto al evangelio de Cristo. Vivamos vidas santas y consagradas a Dios, que difícilmente el testimonio santo y vivo deje de engendrar frutos dignos de arrepentimiento en los que observan. El Señor usa el testimonio santo como un arma contra la destrucción de la fortaleza de la apatía, de la idolatría, de la mundanalidad religiosa y secularista y de la incredulidad: “Contra tales cosas, no hay ley”.

Iglesia de Cristo, o, mejor, iglesias de Cristo: No fallemos a las misiones locales y mundiales. La obra misionera nunca ha sido una actividad circunstancial. Dios, el Gran Misionero, trazó su plan redentor eterno. Cristo siguió estrictamente esa agenda divina que le obligaba a “pasar por Samaria y quedarse en Sicar por unos días”, o a ir del otro lado del lago y encontrarse con algunos endemoniados; o subir a Jerusalén durante las fiestas. Pablo y los apóstoles fueron muy intencionales y con planes y rutas concretas respecto de alcanzar a las naciones. A las iglesias nos urge incorporar programas y agendas misionales y evangelizadoras como parte integral de las funciones de la santa iglesia de Cristo. 

La primera ventana o ruta hacia las misiones, la evangelización y el discipulado debe ser presupuestaria; y las partidas demandan un organigrama y una agenda concreta y proyectada (con números). Esto inyectará a la agenda cotidiana de la iglesia, motivos concretos de oración.

Señor, ayúdanos. No nos deje actuar en nuestra zona de confort, ni en nuestra generalizada miopía. Impúlsanos a tomar acciones decididas y hacer planes y proyectos ambiciosos en los asuntos del reino y de la fe de Cristo.

Juan Carlos de la Cruz Nació de nuevo cuando tuvo 10 años; si bien confiesa que se reconvirtió varias veces en su juventud temprana. Está casado con la doctora en medicina, teóloga, músico y maestra Anabel Santos. La pareja ha procreado dos hijos, Christ y Carlos (adolescentes ahora). Juan, además ha sido Pastor Bautista por mas de dos décadas (ver www.facebook.com/ibnjrd). Además de ingeniero químico, Juan es teólogo, ostentando múltiples maestrías en los campos de Ciencia y Teología, incluyendo un doctorado en Filosofía (PhD). Juan ha trabajado en diversos campos, es un escritor de profusa pluma, con unos 20 ‘libros’ publicados hasta ahora (en varias editoriales), decenas de ‘artículos profesionales’ (en múltiples plataformas y revistas), y más de ‘artículos de opiniones’ en periódicos y páginas diversas.

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