Dios es soberano y no le debe cuentas ni razones a nadie (Job 7)

Por: Juan C. de la Cruz

     ¿Soy yo un monstruo marino o un dragón para que me pongas bajo custodia? [13] Pienso: “Mi cama me dará consuelo, y el sueño aliviará mi sufrimiento”; [14] pero entonces me destrozas con sueños y me aterras con visiones. [15] Preferiría ser estrangulado; mejor morir que sufrir as. [16] Odio mi vida y no quiero seguir viviendo. Oh, déjame en paz durante los pocos días que me quedan. [17]» ¿Qué son los seres humanos para que nos des tanta importancia, para que pienses tanto en nosotros? (como en Sal 8).

     [18] Pues nos examinas cada mañana y nos pruebas a cada momento. [19] ¿Por qué no me dejas en paz?, ¡al menos el tiempo suficiente para poder tragar! [20] Si he pecado, ¿qué te he hecho, oh vigilante de toda la humanidad? ¿Por qué me haces tu blanco? ¿Acaso te soy una carga? [21] ¿Por qué mejor no perdonas mi pecado y me quitas la culpa? Pues pronto me acostaré en el polvo y allí moriré. Cuando me busques, me habré ido». (NTV)

Este es Job discutiendo con Dios y dándoles algunas sugerencias al Absoluto.

Ahora bien, ¿qué es interesante en esta oración quejosa de Job?

1.⁠ ⁠La obvia confianza de Job en su creador. Job nunca le atribuye a otro la razón de su sufrir, pero a Dios. Él estaba muy claro en eso.

2.⁠ ⁠En su comprensión de Dios, Job habla con Dios como si lo estuviera frente a frente, cual con sus supuestos amigos.

3.⁠ ⁠Job está consciente de que su sufrimiento no es una paga por algún mal o pecado cometido. Y, de hecho, estaba en lo cierto.

4.⁠ Job hasta le sugiere a Dios que lo estrangule o lo mate, que por qué está tan al tanto de los hombres si somos insignificantes. Job fue en extremo osado en esto. Pero Dios no le reprime eso a Job, aunque luego lo reprende por su necedad y osadía.

El libro de Job esencialmente trata de mostrar la soberanía absoluta de Dios en todo, además de lo personal de Dios con sus criaturas inteligentes (hombres y ángeles, buenos y malos).

Y en su afán o cometido, Dios permite que Satanás arruine totalmente a Job. Y el grueso del “diálogo” poético (el más elegante y significativo jamás escrito, cuasi único en su clase) se basa en “tratar de encontrar la razón del de Job”. Los amigos, teólogos, pero con una “teología popular”, no bíblicos, usualmente una “teología social de consecuencias”, acusaban a Job de estar sufriendo como consecuencia de alguna falta cometida. Job está seguro de que nada que ver, sino que su sufrir era una disposición divina (de su soberana voluntad), y punto. Job, por su parte, quiere que Dios le diga el “por qué” de su sufrimiento.

Dios mismo confirma que Job es justo y puro y está en lo correcto. Job está seguro de estar en lo correcto.

Dios, cuyas palabras introducen y cierran el libro (a modo de diálogo narrativo), responde:

  1. Job es un hombre justo, temeroso de Dios y bueno.
  2. Los amigos de Job son mentirosos, están equivocados en sus juicios.
  3. La esposa de Job, aunque al parecer piadosa, se portó como una cualquiera o indigente en medio de la calamidad de su esposo.
  4. Job se extralimitó en su necedad, habló de más. Y, sin embargo, no pecó con sus palabras (cosa rara).
  5. Dios le demostró al diablo lo tonto y frustrado que estaba. Es decir, le dejó ver que “el hombre de fe no puede claudicar,”  puede tambalear (como un edificio cuando es sacudido por un terremoto), pero no se derrumba, no claudica, no se descarría ni se extravía. 

Claro está, la razón de esa fe tan firme y sólida, inamovible, es porque es un don –una gracia– de Dios.

Dios nunca le dio razones a Job de Sus determinaciones en su vida. Dios no le debe cuentas a nadie. Ni al Diablo, ni a un profeta, ni a un hijo suyo ni a nadie.

CONCLUSIÓN

Hable con Dios y pídale cosas; pero nunca le pida razones de por qué haces esto o aquello. ¿Debe decir el recipiente de tierra al que lo firmó, por qué haces esto o aquello así o asá?

Leer (Romanos 9).

Lo que sí vemos al final de Job es que “DIOS ES BUENO” y favorece a sus hijos, aunque por algún momento tengamos que sufrir mucho y cruelmente.

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