El evangelio y la realidad cristiana resumidas

Por: pr. Juan C. de la Cruz

(1 Juan 5:1-21)

     [1] Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. [2] En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. [3] Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. [4] Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. [5] ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?  [6] Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. [7] Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. [8] Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan. [9] Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo. [10] El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. [11] Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. [12] El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.  [13] Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios. [14] Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. [15] Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho. [16] Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida. [17] Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte. [18] Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca. [19] Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. [20] Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna. [21] Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.

NOTA:

Esta palabra es muy exaltada, es cristalina y sencilla.

Note usted hermano en ella en este resumen:

1. Este evangelio eterno y suficiente se trata de Jesucristo.

2. Dios es trino y Jesucristo vino en carne. El Espíritu, Cristo, también vino mediante agua (una expresión que resume la materia) y sangre. O sea, “aquel Verbo (espiritual) se hizo carne, y habitó entre nosotros”. Dios es: Padre – Hijo – Espíritu Santo. Jesucristo es total y enteramente Dios y desde su encarnación y por los siglos es en la misma persona “total y enteramente hombre” a la vez. Y confesar y creer en “Este Jesucristo”, es decir, el Jesucristo de la Escritura; eso es la fe verdadera.

Y ESTA FE:

a. Nos ha dotado de vida eterna.

b. Nos ha inundado del amor de Dios, que ha sido derramado en nuestros corazones por Su Espíritu Santo que él ha derramado en nuestros corazones (ver Joel 2 y Romanos 5 para corroborar esto).

c. No ha hecho victoriosos en Cristo.

POR LO CUAL… [OBSERVE LOS BENEFICIOS PRESENTES DE ESTA FE]:

1. Tenemos esta confianza, es decir: “que todo lo que pidiéremos al Padre en el nombre de Jesús será oído y respondido por Él”. Amén.

2. Además, ya tenemos (no solo que tendremos) la victoria en Él. Se que sabes que esa victoria es sobre Satanás, el mundo, el pecado y sobre nuestra propia naturaleza caída, corrupta y pecadora (que batallas con nuestra santidad). O sea, ya hemos obtenido la victoria en nuestras luchas. Quiero enfatizar que la narrativa Juanina es que esa victoria es nuestra.

3. Nos ha sido dado junto al Espíritu Su Amor y su Unción (o conocimiento del Santo), conforme Dios había prometido. He aquí la promesa cumplida y adquirida:

     i. Pondré Mi Espíritu en ellos, dice el Señor. ¡Hecho!

     ii. Pondré Mis leyes en sus corazones. ¡Hecho!

     iii. Todos me con9cerán, desde el más pequeño hasta el más anciano; y “el que anduviere en este Camino, por torpe que sea, no se extraviará”. (cf. Isaías 35.8)

    iv. Dios, inclusive, nos ha sentado en los lugares celestiales con Cristo (Efesios 2.5, 6), lo que implica que nos hemos acercado al Monte Santo de Dios, a los millones de almas hechas ya perfectas que descansan ya ‘debajo del altar celestial’, y a Jesús, el autor y consumador de la fe nuestra.

Lo que queremos decir con esto, y hemos mencionado solo algunos beneficios presentes, es que:

 Hermanos, según la Escritura Dios nos ha dotado de todo lo que pertenece a la vida y a la piedad, y todo es vuestro. 

Por lo tanto, no vivamos como si aún no hubiéramos recibido nada. No hagamos caso de voces y filosofías viciadas de este mundo que no esclavizan a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.

Muchas ideas que se nos han inculcado como doctrinas (incluyendo algunos sofismas muy exaltados en el seno de la cristiandad ortodoxa) suenan bien, pero no pasan de ser lo que son “palabras de hombres”. Dejemos, por tanto, de ser niños en cuanto a la fe. No concuerda que tengamos un evangelio tan exaltado y completo, y aún andemos navegando en sutilezas humanas y filosofías perniciosas que en nada suman a la piedad.

Lo cierto es que la narrativa bíblica asegura que ya somos de Cristo, y que en tal virtud los que somos de Cristo ‘hemos’ crucificado la carne (la vida de pecado) con sus pasiones y deseos.

Usted, hermano, debe abandonar esa visión meramente futurista del cristianismo que en el subconsciente usted (y casi todos los cristianos de la historia) hemos asumido. El evangelio declarado y modelado no se nos ha revelado así, por lo que es injusto verlo así. ¿O no dijo Pablo acaso que para Él el vivir (ahora) es Cristo, y el morir (futuro) es ganancia? ¿Qué quiere decir que tenemos la victoria? ¿Qué implica que fuimos redimidos, liberados, resucitados e iluminados? ¿Para qué obró Dios todas esas maravillas en nosotros, para en un futuro tener vida, victoria y herencia?

Pero no lo culpo, hasta los traductores de los Salmos futurizan casi todos los verbos que en hebreo fueron dados en los tiempos perfecto e imperfecto. Parece que es una tendencia. Es más, ha habido escuelas que protestan que, puesto que las normas del Discurso del Monte (Mateo 5-7), lo mismo que hacen con el Discurso Escatológico del Señor (Mateo 24 y 25), son futuristas, cosas muy estrambóticas y difíciles para esta vida. ¿En serio?

¡Paz y gozo tenga usted en el Espíritu!

Juan Carlos de la Cruz Nació de nuevo cuando tuvo 10 años; si bien confiesa que se reconvirtió varias veces en su juventud temprana. Está casado con la doctora en medicina, teóloga, músico y maestra Anabel Santos. La pareja ha procreado dos hijos, Christ y Carlos (adolescentes ahora). Juan, además ha sido Pastor Bautista por mas de dos décadas (ver www.facebook.com/ibnjrd). Además de ingeniero químico, Juan es teólogo, ostentando múltiples maestrías en los campos de Ciencia y Teología, incluyendo un doctorado en Filosofía (PhD). Juan ha trabajado en diversos campos, es un escritor de profusa pluma, con unos 20 ‘libros’ publicados hasta ahora (en varias editoriales), decenas de ‘artículos profesionales’ (en múltiples plataformas y revistas), y más de ‘artículos de opiniones’ en periódicos y páginas diversas.

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top