La filosofía divina y tú

[UNA PARÁFRASIS DE PROVERBIOS 1.1-7] (BASADA EN LA SEPTUAGINTA O LXX)

Por: Juan C. de la Cruz

[1] Estos son los proverbios (o parábolas) de Salomón, hijo de David, rey de Israel. 

[Y HAN SIDO ESCRITOS: PROPÓSITO]

[2] Para entender la [filo]sofía (sabiduría) y la pedagogía (enseñanza/instrucción), y conocer las palabras juiciosas; 

[3] Para recibir y dividir (comprender) los dichos enigmáticos, discernir la justicia verdadera y los juiciosos equitativos; 

[4] Para astucia, dar a los ingenuos, y a los jóvenes discernimiento y comprensión. 

Y PARA ESO:

[5] El [filo]sofo los escucha y crece su erudición (saber), y el que sabe será perito en gobernar (o administrar). 

[6] Para conocer las parábolas (o los proverbios) oscuras, los dichos de los [filó]sofos y sus enigmas:

[7] El principio (gr. arché sofías fóbos kuríou) de la [filo]sofía (sabiduría) es el temor del SEÑOR [caminando junto al bien todo lo que hace el piadoso es para Dios]; el principio del discernimiento de la [filo]sofía y de la pedagogía (instrucción), los impíos lo desprecian.

Note usted.

Estos proverbios fueron escritos en el S. XX a. C., cuando ni siquiera soñaba haber filósofos en Grecia. El vocabulario de la Septuaginta (LXX) no debe pasarse por alto.

Las parábolas de Salomón (sus proverbios) no solo son dichos sabios, sino que están diseñados para dar discernimiento a los filósofos (pensadores), maestros, gobernantes, peritos y eruditos; y por qué no, a los novatos (jóvenes), e incluso a los tontos.

A mí me intriga lo “ingenuo” que suelen ser los razonamientos de muchos cristianos “eruditos”; especialmente en su afán de ver cómo los cristianos “supuestamente” copiamos de los griegos su epistemología, métodos, frases, sistemas, etc. Puedo demostrar que se trata de una falta grave de comprensión del Texto Sagrado y de la historia del pensamiento.

Demostré en mi: “LA ‘ÉTICA’ DE JESÚS”, que el nuevo testamento desprecia y repele el término y el método de la “ética”. Fue odioso a los escritores del Nuevo Testamento.

En m: “COMO PENSAR” (por salir aún), creo dar razones muy suficientes para que el pensador cristiano utilice de su sensatez y pueda discernir, no sólo (a) el hecho de que la Biblia comprende su propia epistemología, su propia realidad ontológica o del ser (no copiada de Platón, al contrario); sino que también comprende su propia (b) regla hermenéutica (literal, mucho más sencilla de lo que nos quieren vender los eruditos cristianos); y (c) su propia norma exegética de disertar, contar o relatar.

No soy ingenuo a los intentos miles de inmiscuir los métodos mundanales o comunes de la filosofía griega y de las ciencias fácticas (o materialistas) al discernimiento bíblico y espiritual… Sucede con frecuencia y fiereza desde la era saducea, pasando por los padres apologistas, etc. De hecho, el neo-platonismo fue norma metodológica en la cristiandad desde Orígenes (pasando por Agustín) y hasta casi el renacimiento hasta… y esta práctica metodológica perniciosa fue luego suplantada por el Tomismo o naturismo o aristotelismo (de Tomás de Aquino y su método evidencialista de interpretación doctrinal)… una verdadera pena.

Aún los reformadores, a sazón de la nueva tendencia un tanto científica o naturalista del tomismo, no escaparon al “cientificismo” en la interpretación y exégesis bíblicas, sin razón. Pero, a partir de los esfuerzos hermenéuticos de Erasmus de Róterdam y de ‘La Políglota Complutense’ (de la Reina Isabel la Católica y el Obispo Jiménez de Cisneros) -con sus especies de Textus criticus-, la cristiandad tuvo en sus manos instrumentos muy buenos para poder recuperar las sanas y sencillas hermenéutica y exégesis bíblica. Bien que desgraciadamente, tal tendencia fue degenerando al “método crítico” o científico (combinado con el histórico), que a nuestro juicio ha hecho un daño fatal a la sana y llana exégesis bíblica.

Pero en fin… hermanos (y eruditos cristianos “y no sé si griegos sería un mejor acuño”)… ojo:

  1. El Logos ton Theón de Juan no es el de Heráclito (del Siglo VI a. C.)… para nada, consulte su LXX y verá el Logos ton Theóspor doquier en (La Palabra de Dios… y Habló Dios… y vino a mí la Palabra del Señor)… Cientos de veces en el AT, incluso desde el Pentateuco. Claro está, era en Hebreo, pero así se tradujo en la Septuaginta, querido hermano. Claro, En arché en ho Logos… (en el principio era el verbo)… y kay en ho Logos en pros ton Theos… y sí, kai Theós en ho Logos (y Dios era el Logos). ¿Qué parte tiene el difunto e impersonal logos de Heráclito aquí? ¿Cómo se te ocurre pensador cristiano? ¡Ay no hermano, ay no!
  2. La “ethos” no es del Cordero. El cordero prefirió ley y doctrina, no “ethos”.
  3. Cristo (Juan 1.15) es la exégesis de Dios (o sea, Él lo ha dado a conocer -exégesis-, Él lo ha narrado o contado o explicado).
  4. Atenas copió de Jerusalén. Heráclito, Parménide, Sócrates, Platón, etc., copiaron de la sabiduría (sofía) bíblica -que precisamente se completó por escrito en pleno apogeo de la erudición griega, superando a ésta por 1,000 años de antigüedad.
  5. Ni Sócrates, ni Platón, ni Aristóteles. La sabiduría de Dios es mucho más alta. Sus parábolas, proverbios, dichos, acertijos, enigmas, razones y métodos superan con verdad, equidad, justicia y logros astronómicamente a los dichos de los hombres.

¡Come on, men!

¡Despiértate tú que duermes y te alumbrará Cristo!

No es posible que los métodos y la sabiduría humana siquiera se le acerquen a la de Dios. ¡Ay no!

LAMENTO

 

Sé que hablo a un grupo que no tiene interés en tan siquiera observar con ojos críticos la habitual “erudición” cristiana. No notan la debacle y decadencia en espiral retrógrada y el fiasco de la “erudición” cristiana.

Estimado discípulo, estudiante, colega, hermano. en general. La “erudición” mundanal (sea dialéctica, sea materialista, sea hegeliana, sea tomista, sea kantiana, sea neo-platónica, sea crítica, etc.) no hará jamás prosperar la sabiduría de Dios, la sepulta.

Los santos tenemos “la mente de Cristo” (1 Corintios 2.14, 15), y el llamado divino a “adquirir la mente de Cristo” (Filipenses 2.4, 5), tanto como Su carácter (Gálatas 5.22, 23)… además de que tenemos su Ley y Su Logos, y Su Espíritu. ¿Necesitamos acaso la inducción, deducción y la dialéctica en nuestro método? Le aseguro que no.

Mientras vamos, con planes y sin planes, “hagamos discípulos de Cristo” (o sea, enseñémosle a guardar todos los mandamientos del Señor). Enseñemos y prediquemos el evangelio a todos. Cerciorémonos de no hacer estas cosas bajo las sugerencias de los hombres, sino bajo la de Cristo.

Todo nos ha sido dado. Su ley es perfecta (Salmo 19.7)… y “Su Escritura es útil para hacer al hombre de Dios perfecto y totalmente equipado para toda obra buena” (1 Timoteo 3.15-17). 

¿Qué no resulta claro aquí?

¿Qué nos falta, acaso?

¿Hay algún recurso del Reino que nos haga falta? ¡Por Dios, hombres de Dios, despertad!

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