La vida: Conclusiones del hombre más sabio.

Por: Juan C. de la Cruz

     

(Eclesiastés 1.12-18)

UN VERDADERO SABIO

El maestro de Israel, el autor del Texto en análisis del libro de Eclesiastés y también autor de buena parte de los Proverbios (en la Biblia), quien casi a unanimidad de criterio erudito de toda la historia cristiana y rabínica fue Salomón (hijo del rey David, quien llegó a ser rey de Israel en la segunda mitad del siglo X a. C.).

Antes del ingenio filosófico occidental (de la antigua Grecia), a distancia de casi medio milenio promediado, fue este ingenio y genio de Salomón. 

Es verdad que su ciencia estaba más enfocada en la polis y su comportamiento, o sea, más en la sociología, el juicio y la política -como estadista que fue, honrando así su oficio. Pero si indagas en las razones e interioridades que motivaban a los filósofos de antaño y sus filosofías, ¿no era acaso la política y la ética? ¿No fue acaso el móvil de Socrate, Platón y Aristóteles la felicidad común? ¿Qué perseguían los epicúreos y estoicos? ¿No dijo Aristóteles que el fin de toda investigación es la polys y la política? Aristóteles interpretado se podría mirar como sigue: 

Y observemos las conclusiones del maestro de Aristóteles:

     “Para Platón, el fin social de la filosofía era la búsqueda de la justicia y el orden social, a través de la educación de los gobernantes y la comprensión de las ideas. Consideraba que la filosofía, al permitir comprender la verdad y la naturaleza de la realidad, era esencial para crear una sociedad justa y armoniosa”. (IA)

Entonces, ¿en qué se diferenció Salomón, 400 plus años antes de aquellos dos paladines de la sabiduría que perseguían el “Aretê” (o la felicidad humana y el bien común)?

A los más grandes pensadores siempre los preocupó la polys y el aretê, o sea la justicia social y la felicidad; y no vislumbran ninguna otra avenida que la política para lograr dicho fin. ¿Cuál cree Ud. que fue el móvil de Adam Smith y sus estudios económicos? ¿No fue acaso esa búsqueda de una sociedad ideal, acaso, lo que movió a los comunistas, a Karl Marx, a Engels -y a sus predecesores: Feuerbach, Hegel, etc.- en sus propuestas cuajadas en el comunismo? Bueno, entonces Salomón fue de mayor autoridad, y superó con creces la suma de la filosofía occidental medio milenio antes que aquellos “genios” y “gigantes” del saber.

Salomón, no solo disertó sobre los campos de las ciencias naturales, pues: 

(1 Reyes 4:29-33 RVR1960);

sino que fue uno de los más exaltados estadistas, filósofo y sociólogo -además de teólogo; y quizá profeta- de que la humanidad jamás haya sido testigo jamás. (Ver Eclesiastés y proverbios). Observe la siguiente nota:

(1 Reyes 4:34 RVR1960).

Y observe un testimonio de labios de una monarca muy sobresaliente en aquellos días del reino de Etiopía:

[13] Y el rey Salomón dio a la reina de Sabá todo lo que ella quiso, y todo lo que pidió, además de lo que Salomón le dio. Y ella se volvió, y se fue a su tierra con sus criados“.  (1 Reyes 10:1-10, 13 RVR1960)

O sea, que, difícilmente sumando los aportes de Sócrates, Platón y Aristóteles juntos, logren alcanzar los aportes al saber, la política y el bienestar social de su predecesor israelita Salomón.

CONCLUSIONES DEL GRAN SABIO SALOMÓN

1. Es un deber humano hurgar e inquirir los misterios del universo. Es un trabajo duro, pero Dios así lo dispuso (v. 13b).

2. Todo el trabajo de la búsqueda humana de los misterios del universo resultará en vanidad (en poco o nada) al final, y en mucho cansancio y frustración mental y espiritual (v. 14). Pero hay un principio implantado por el Creador en el ADN humano que no lo dejará renunciar. Pero lo que sabemos de ciencias astronómicas, naturales y sociales -y de lógica y especulaciones matemáticas- en el siglo XXI, es poco o nada más que lo que supieron los antiguos egipcios, persas y babilónicos… hasta en letras, música y artes podemos ver pocos avances. Se dice que el idioma de los griegos no ha podido ser superado por lengua alguna jamás. Y basta con ir a un museo grande (como el Metropolitano de NY o le Louvre, por ej.) para quedar asombrados con el ingenio artístico en pintura, arquitectura, manejo de los metales en la la minería, la joyería y la guerra, y para qué hablar de la escultura, la música y las letras. ¿Les soy sincero? Quedo avergonzado y creo que los hombres modernos hemos involucionado en esos renglones. ¿No son acaso antiguos los estilos arquitectónicos y tónicos; ¿no es eso lo que nos muestran los estilos jónicos, dóricos, etc., y la rueda, el cemento y el arco romano, o el estilo gótico y el estilo vizantino, por ejemplo? Y apenas tenemos memorias de las glorias artísticas y arquitectónicas de los persas. Florencia -cuna del renacimiento- le quedó corto a los movimientos en los que se inspiró (de ahí renacimiento).

Yo podría seguir disertando en esto. Pero sé que el acervo e ingenio del lector le guiarán a considerar la antigüedad de la trigonometría, de la geometría, de la astrología y astronomía, del atomismo… y a pensar en los Ptolomeos, en Homero, en Alejandro Magno, Aristóteles, Arquímides… y mucho antes, en Heráclito, Demócrito y Pitágora.

3. Lo torcido no se puede enderezar y lo incompleto no puede completarse (v.15). Una expresión de frustración del sabio, no respecto a la moralidad y el orden socio-político humano, sino en el sentido de las realidades concretas. El cálculo del [Pi] es un ejemplo de lo qye salomón está concluyendo. Lo mismo la cuestión de los ciclos terrestres y astronómicos que -en nuestra mensura- engendran el año y la obligatoriedad bisiesta. Lo que Salomón está concluyendo aquí es que el hombre muere -y punto; y resulta inútil intentar voltear el fin de dicho ciclo. En tal sentido, el hombre tiene que nacer, alimentarse, operar, morir, etc.

4. El aumentar en conocimiento añade dolor (vv.16-18). ¿Por qué? Porque al tratar de entender las realidades nos veremos obligados a decir como Descartes (una de las mentes más brillantes de la ilustración): “Yo solo sé que no se nada”; y como Newton (quien no necesita presentación): “Lo que yo sé es una gota de agua en el vasto océano”.

Por eso, si lees Eclesiastés (un compendio exquisito de principios del pensamiento y del fin social e individual), notarás que el Sabio en cuestión: (a) Enarboló la bandera de la existencia del Dios de Israel -el Creador, el Dios de la Revelación bíblica; (b) se echó en Su regazo ante sus inmensurables frustraciones -a pesar de ser el más sabio de los sabios en sus días; (c) agradeció a Dios por la vida y la existencia como está diseñada por Él; (d) y recomendó, al final de todo, a que la más lógica de las conclusiones de la mente humana, para que pueda portar la etiqueta de sensata, es:

El fin esperado es que en su búsqueda el hombre se deprima y concluya alegando su frustración e ignorancia; y termine rindiéndose al Creador y Amo del universo y de la mente y el corazón, Dios.

Lamentablemente, la mayoría no concluye bien. Sus frustraciones la pagan con locura (como Nietzche), o con el abandono moral (cual Sartré), o con una entrega a los vicios y placeres. En realidad, el hombre no tiene la capacidad racional ni mental de humillarse y abandonarse en el Señor Dios. Mantendrá su búsqueda frustrada y su éxito popular -p9r sus frustraciones, que encuentran a menudo mucho coro: de ahí la fama de Homero, Cervantes, Marx, Darwin, Tolstoi, Gaudí, Picasso, Hitler, Hemingway, Márquez, Coelho, etc. Si Ud. es acucioso, notará las frustraciones sociales salvaje y elegantemente vertidas en las obras de estos; lo que suma frustrados sociales (masas). ¿Se acuerda del movimiento Hippy de los 60 y 70 del siglo pasado? ¿Los ensayos fallidos de Freud, Sartré, Larry, Einstein, Butler, etc.? ¿Se fija Ud. en las letras de las grandes producciones “literarias y artísticas” que han catapultado al estrellato a los más famosos: “Guerra y paz”; “Das Kapital”; “The Origin of Species”; “We complejo de Edipo”; “Total Eclipse of the Heart”; “We are the World”; “Los Simpson”; “Mis putas tristes”, “El coronel no tiene quién le escriba”, “Cien años de soledad”; “El alquimista”; “Bésame mucho”; “Shape of you”; “Despacito”; “Baby Shark”; “Harry Potter”; etc. 

Un verdadero sabio terminará temiendo a Dios y guardando sus mandamientos.

Juan Carlos de la Cruz Nació de nuevo cuando tuvo 10 años; si bien confiesa que se reconvirtió varias veces en su juventud temprana. Está casado con la doctora en medicina, teóloga, músico y maestra Anabel Santos. La pareja ha procreado dos hijos, Christ y Carlos (adolescentes ahora). Juan, además ha sido Pastor Bautista por mas de dos décadas (ver www.facebook.com/ibnjrd). Además de ingeniero químico, Juan es teólogo, ostentando múltiples maestrías en los campos de Ciencia y Teología, incluyendo un doctorado en Filosofía (PhD). Juan ha trabajado en diversos campos, es un escritor de profusa pluma, con unos 20 ‘libros’ publicados hasta ahora (en varias editoriales), decenas de ‘artículos profesionales’ (en múltiples plataformas y revistas), y más de ‘artículos de opiniones’ en periódicos y páginas diversas.

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