¡Qué alguien me ayude en mi frustración con los “santos”!

No comprendo qué no está claro en el Evangelio.

Por: Pr. Juan C. de la Cruz

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados”. Efesios 5:1

En singular sería: “Sé, pues, imitador de Dios como hijo amado”.

Nunca, óigame, nunca entenderé por qué los ministros fieles tenemos que estar motivando tanto al pueblo de Dios. ¿Pastor, por qué usted dice eso?

Digo esto porque no veo ninguna complicación respecto a cómo vive el cristiano. El modelo es claro, el mandato es claro, la misión es clara y la promesa es cristalina. Todo es tan claro que, de verdad, se me complica entender por qué uno debe pasar décadas animando gente “con una mente pensante” y “transformada” como si uno estuviera arreando bueyes u ovejas de verdad.

Yo puedo entender la dificultad con el pueblo de Israel, que “de los más no se agradó Dios”, porque el corazón de los más de aquel pueblo contumaz y rebelde no era regenerado. ¿Pero los santos, quienes tienen el Espíritu? ¡Dígame usted! No entiendo. Y no lo entiendo porque yo mismo he sido creyente por 4 décadas y sé lo que es un cristiano verdadero.

¿Por qué es que no entiendo, salvo que al final estemos en realidad tratando con personas impías? Mire las razones de mi frustración como pastor aquí:

El mensaje del evangelio que salva es claro, cristalino y sencillo: “Cristo”… Jesús, llamado el Cristo, de la estirpe de David en la carne; concebido en el vientre de la Virgen María, por obra y gracia del Espíritu Santo, nacido de mujer; siendo el Hijo unigénito del Padre Dios, por lo cual es “Dios hecho Hombre”; crucificado, muerto y sepultado (conforme a las Escrituras); resucitado al tercer día y ascendido a su trono celestial de Gloria, junto al Padre; hecho así Señor y Cristo.

El llamado es claro: “Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo”… o sea: “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tú corazón que Dios lo levantó de los muertos, eres salvo”.

El resultado de la salvación es claro y preciso: “Nacer de nuevo”. El que cree en el Señor Jesucristo, el de la Escritura y según la Escritura, no solo se arrepiente como consecuencia inmediata, confesando a Cristo como su Señor, Dueño y Salvador, sino que de inmediato recibe el Don del Espíritu Santo. Y esta confianza y entrega a Cristo de corazón, por la fe, engendra de inmediato una nueva criatura, lavada con la sangre de Cristo, limpiada y perdonada de todos sus pecados habidos y por haber, y como si todo esto fuera poco, esa persona también recibe de inmediato al Espíritu Santo de Dios que viene a ser morada en él, como un adelanto o garantía de una restauración plena y una investidura plena en la regeneración final. Esa persona en consecuencia es declarada por Dios justa, y es santificada ceremonial y sustancialmente en ese instante.

El modelo a seguir es más claro aún: “Jesús, quien es Dios, Señor y Cristo”. Y lo que el modelo nos enseñó fue a ser fieles y obedientes a Dios en todo, es decir: “a guardar Sus mandamientos”, que ni siquiera resultan gravosos.

El mandamiento es clarísimo: “Amar a Dios y a todos los hombres”. “Anden en amor”, imitando a Cristo. Ámenme, guardando mis mandamientos. “El que Me ama, Mi palabra guarda”. Todo, absolutamente todo lo que debes hacer, ninguna otra cosa, es “amar a Dios y a los hombres” con todas tus fuerzas, alma, corazón y mente.

Alguien que me explique entonces. De verdad que no entiendo por qué es que repetidas veces, casi con frecuencia infinita, estar motivando a “los cristianos” a seguir las pisadas de Cristo. ¿Serán verdaderamente cristianos? Porque no entenderé nunca cómo sería estar repitiendo y tratando de que un gato sea gato, o a un ratón que sea ratón. Estoy frustrado en mi oficio de arriero y pastor. Y no creo que recibiré consuelo en ello en esta vida. ¿Lo mismo una y mil veces? ¿Motivando al santo a que sea santo, al piadoso a que sea piadoso, al nacido de nuevo a que sea nacido de nuevo, al amador de Cristo a que ame a Cristo? ¿Motivando a los justos a ir a las reuniones de oración y al culto a Dios? ¡No!

¡Ay, ay, ay… qué frustración!

¡Ayúdeme alguien, a lo mejor mi caso no cuenta y he entendido mal la vida cristiana!

¿O será que todo está en códigos en la Biblia y santificado no es lo que yo creo que es, y justificado tampoco, y nueva criatura menos, y amador e imitador de Cristo no significa eso al final? ¿Será que el nuevo nacimiento espiritual no tiene nada que ver al fondo con una naturaleza regenerada y una mente renovada? ¿Será que yo he vivido un cristianismo único? ¿Será que el testimonio de esos santos de la Biblia -Enoc, Job, Daniel, Juan, Natanael, Esteban, Pablo, etc…— están en extraños códigos de un lenguaje incomprensible y en realidad ellos no fueron lo que de ellos se dice que fueron?

ORACIÓN:

Señor, muéstrame el misterio, si alguno, en esto. 

Lo único que se me ocurre en el acertijo es que los pastores estamos tratando de convertir chivos en corderos y que quizá la mayoría de esa gente con la que se coge tanta lucha son en realidad cabras monteses que aspiran a ser corderos, pero no lo son.

Un texto más:

1 Corintios 11:1 RVR1960

Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.

Mandato:

1 thought on “¡Qué alguien me ayude en mi frustración con los “santos”!”

  1. Dios, bendice y prospera Tu Palabra en el corazón de todo aquel que nos confesamos Cristianos, hijos de Dios y Creyentes Redimidos por la Sangre del Cordero y Perdónanos por ser tan distantes del Modelo, que en el Evangelio nos delineó Nuestro Señor Jesucristo, como nos describe este Mensaje.
    ¡¡Ayúdanos a Ser más Como Cristo!!

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll to Top